Estar bajo el ojo público debe ser difícil y seguramente Adele lo confirmó ayer luego de que publicó una foto en su perfil de Instagram. Desde que saltó a la fama ha bajado de peso progresivamente y el día de ayer mostró su último gran cambio. La foto rompió el internet y medio mundo creyó que tenía derecho a opinar sobre su cuerpo. Muy gorda, muy flaca, mucho ejercicio, vuelve a comer fue uno de los muchos comentarios que vi en Twitter a lo largo del día. A veces pienso que las personas no son conscientes del daño que pueden generar opiniones no solicitadas en las personas. Así la hayan hecho Trending Topic tal vez creían que ella nunca se iba a enterar que media humanidad estaba hablando de su cuerpo.
Tal vez Adele está acostumbrada a que las personas hablen sobre ella aunque deberían hablar sobre su música y no sobre su cuerpo pero definitivamente el resto de seres humanos no solemos recibir comentarios de este tipo. Uno podría pensar que cualquier persona con dos dedos de frente, un poco de empatía y la capacidad de pensar antes de hablar no iría por la vida diciéndole en la cara a las personas que están gordas, que su cabello es feo o que su piel necesita una buena rutina de skin care. Sorprendentemente siempre hay una persona lista para ocultar sus criticas y malos comentarios detrás de un "no te sientas mal que sabes que es verdad".
A mí y a probablemente muchas mujeres de mi edad nos han dicho que nos sentemos derechas, no hablemos muy fuerte y que no usemos un crop top si estamos "un poquito pasadas de peso". Nos han metido en la cabeza estándares de belleza que pesan en nuestros hombros cada vez que recordamos que no los cumplimos. El cabello liso y hasta la cintura, una sonrisa blanca y reluciente, medidas de 90, 60, 90 como si realmente fueran posibles, piernas gruesas pero sin celulitis. Podría continuar esta lista con mil y un más exigencias que me han hecho en los 20 años en los que he vivido pero hay una recurrente que no deja de hacer eco en mi cabeza "mantente delgada".
La primera vez que fui consciente de que mi cuerpo no se acomodaba a la idea de belleza que nos vende Barbie y los desfiles de Miss Universo fue cuando tenía 13 años. De ahí en adelante caí en picada creyendo que no comer y hacer tres horas de cardio todos los días iba a ser la solución. Pensaba que tenerle miedo a las calorías, a las grasas y a pesar más de 50 kilos iba a hacer que me sintiera suficiente. Empecé a escuchar a mis amigos felicitarme por bajar de peso, envidiarme por tener una cintura pequeña que había conseguido matándome de hambre y incluso celebrar que "al fin había bajado esa pancita" como si el espacio que ocupaban mis órganos internos fuera un error. Tumblr parecía el lugar perfecto en el que el espacio entre las piernas, las clavículas marcadas y los huesos de la cadera que parecían estar a punto de cortar la piel encontraban a sus víctimas.
Hacer las paces con mi cuerpo es el proceso más doloroso que he tenido. Quitarnos los estereotipos que están muy al fondo de nuestro cerebro y comenzar a aceptar que un abdomen plano, una cadera ancha y una cintura delgada no constituyen un cuerpo perfecto o necesariamente saludable es difícil pero no imposible. No vengo aquí a jugar a la salvadora, a la que está completamente curada o a la que no se siente culpable si se come un pedazo de chocolate. La verdad es que creo que nunca quedas completamente curada de un trastorno alimenticio. Hoy caigo en cuenta de todo el daño que me hago desde hace siete años pero también caigo en cuenta de que si bien fui yo la que decidió que no comería más de 500 calorías al día esto no habría pasado si nadie me hubiera dicho que cambiara las galletas oreo por una ensalada.
Veo personas haciendo comentarios sobre cuerpos ajenos día a día. Dicen que se preocupan por la salud de la personas pero en realidad les incomoda la presencia de esos cuerpos no hegemónicos en un mundo gobernado por las portadas de Vogue y los desfiles de Kendall Jenner. No les gusta la celulitis, las estrías, las marcas en la piel. Quieren mujeres con piernas de kilómetros, caderas anchas pero no tan anchas, cinturas de avispa, senos firmes y nalgas enormes pero naturales. Felicitan a la mujer que no cumple sus estándares por usar un bikini y ser "valiente" porque creen que un cuerpo sin abs debería estar oculto. Felicitan a Adele por bajar de peso porque así pueden encasillarla en ese modelo de Barbie que tienen en la cabeza. Felicitan a cualquier mujer por tener que comprar jeans nuevos porque bajo tanto de peso que su ropa ya no le queda.
Opinan, opinan y opinan creyendo que hablan de un mueble y no de una persona que escucha esas opiniones y sigue bajando de peso para sentirse validada y suficiente. En este post no va a haber un consejo, no les voy a decir que se amen a ustedes mismxs si viven en un cuerpo al que todos los días ustedes o alguien más le encuentra un defecto, no les voy a decir que ignoren esos comentarios porque lastimosamente un "te has engordado ¿no?" pesa más que un "eres una persona muy linda y agradable". Lo único que puedo sugerir es que se den cuenta, así les cueste mucho, de que la talla de sus jeans no define lo valiosas que son.
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